jueves, 29 de octubre de 2009

La chica del puente.


-Puede que no me merezca nada mejor. Debe de estar escrito en algún sitio, no sé dónde. Hay gente que ha nacido para ser feliz, y a mí todos los días de mi vida me han engañado. Todo lo que me prometieron me lo creí, pero nunca he conseguido nada. No sé hacer ninguna cosa, no le importo a nadie... no soy feliz... ni siquiera soy realmente desgraciada, porque seguro que te sientes desgraciado cuando has perdido algo, pero nunca he tenido nada mío, sólo mi mala suerte.

-¿Cómo se imagina el futuro, Adele?

-No lo he pensado... Cuando era pequeña sólo deseaba una cosa: crecer. Quería que sucediera deprisa, pero ahora no sé para qué ha servido todo esto. No sé para qué. Hacerme mayor. El futuro es... es como una sala de espera, como una gran estación con bancos y corrientes de aire, y detrás de los cristales un montón de gente que pasa corriendo, sin verme. Tienen prisa. Cogen trenes, o taxis. Tienen un sitio a donde ir, alguien con quien encontrarse. Y yo me quedo sentada, esperando.

-¿Qué espera, Adele?

-Que me ocurra algo.